TALLER de LITERATURA del Instituto Cervantes de Moscú |
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ANNA SHKOLNIK |
Biografía Vuela entre puentes y tiene una especial capacidad para atar cauces de ríos que dan a mares remotos. Su piel recuerda el chocolate suave de la adolescencia y sus ojos, la memoria de los astros. Bajo el calor de su chal y al ritmo de un suave verso transforma con su varita las ramificaciones más vergonzosas del ser humano. Es Anna, la maga de la palabra amada.
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Autores | Biblioteca | Foros |
Me tiraste tu cabeza...
Me tiraste tu cabeza tan redonda
que el viento la tomó por una burbuja
de jabón y me la trae, brujo,
sin pensar en mí !qué mala honda!
Alargué las manos temblorosas
¿Cómo agarrar el artefacto,
Que se me acerca tan escalofriante,
para no dañar tus rasgos ya borrosos?
Pero al mirarte, al mirar lo que se quedaba
Sin cabeza - me sentí feliz y grato
Un alivio recorrió mis venas
Porque no menoscabó tu silueta
falta de detalle tan volátil
Me decías que guardabas allí sólo penas…
Mi maestra se casa...
Mi maestra se casa
Este fuego que ilumina
Otra cara de cerca
Otra cara de cerca
Devuelve el reflejo
¿Será digno de ella?
Si es digno o no
No lo dirá
Mi subjetiva mirada
Tan subjetiva soy yo
Que ya me acerco
A lo objetivo
El objetivo se pierde
Cuando el proceso
Es tan hermoso
Son tan hermosos
Dos novios:
No saben a qué atenerse
Sin saber a qué atenerse
Están los dos
La música ha decidido
Tchaikovsky no falla
Su emoción tan solemne es
Como ver el Fujiyama
Sin ver el Fujiyama
Vivo respiro persisto
Ehhh… asombrada.
Coplas dedicadas a mi muerte
Recuerda, corazón destartalado
La frescura de tus ojos
Y miradas
Cómo lo veías todo
Cómo lo absorbías
Tan demente
Que no pensabas ni en la crueldad
Ni en la infamia
Pues ahora cuando recupero
Las imágenes de aquella vida
Tan bulliciosa
Tan sublime
Los molinos de viento y ogros
Que no nos asustaban
Sino al contrario…
Dónde esta ahora aquel joven
Que con dos hogueras en la cara
Nos miraba y decía
Tantas gracias ardientes
Tantas impresiones
Solo por haber venido
Y disfrutado
Dónde están ahora aquellos escribidores
Tan desorientados al inicio
Que después se encendían
Que se entusiasmaban
Y escribían con mi mano sus panfletos
Todos dedicados a España
No los veo ni en los rincones
Ni en los orificios,
Ni en las ventanas
Sólo veo caras muy urbanas
Sólo veo preguntas mudas en las caras
Y como cualquier amante de la cultura
Me pregunto ¿para qué entonces todo eso?
¿Para qué folletos y piropos
A los diplomáticos confusos?
Tan sumisos siempre
Tan sonrientes
Que en la sala frente a los grandes
No opinan ni se arriesgan a esfumarse
Ya que el protocolo no lo permite
¿Eso lo querías, Doña Muerte?
Tú que te apoderaste del cuerpo y del alma
De aquel menudo infeliz
De aquel gigante resentido
Que apaga con las manos las hogueras
Inspiradas
Bulliciosas
Que nunca se preocupan por la leña…
Y al escuchar esta pregunta
Me responde
Me responde una voz inexplicable
Tan fuerte que no se oye
Tan omnipresente que no se percibe
Ni con el oído ni con la cabeza
Una voz me llena todo el cuerpo
Tú, que por nuestra voluntad
Tomaste forma
Servil y has tenido contacto
Con la divinidad de creación de los ambientes
No te quejes ni te amargues
Sino alaba al Señor por las pruebas
Que te manda con la mano generosa
Ni lloriquees ni te lamentes
Sino ríete de ti y de la vida
Mundana que depende de los chupatintas
Y recuerda que hay solo un Testigo
Único, pendeja, y no hay otro
El testigo que deviene de los corazones
Montero y Manrique te indicaron con el dedo
Aquel testigo
Pues déjate ya de rollos macabeos
Para darles fuerza a las almas
Se prometen prosas lejanas...