TALLER de LITERATURA del Instituto Cervantes de Moscú |
|||
Elena Lavrova . |
Autobiocasualidad Nací por casualidad y así siguió desarrollándose mi vida, nunca viví en soledad, adonde yo fuera siempre encontraba amigos. Pasaba mis veranos azules en la aldea con mi dulce abuela, rodeada de otras viejitas que se morían por saber cuántos años yo cumplía. Cada septiembre regresaba a la escuela y mis amigas inquietas escuchaban mis relatos de verano. Después ingresé en la universidad donde pasé seis años, pero no en vano: escribí mi primer verso por casualidad, o por curiosidad, para que los profesores me pusieran sobresalientes notas sin hacer caso a mis pequeños errores que hacía en mis tesis de matemáticas. Luego aprendí español porque mi tía se había casado con un mexicano, y de vez en cuando venían de su país lejano, y aunque ya no vienen, ahora hablo español y estoy rodeada de mexicanos sobre todo en verano.. igual que me rodeaban las viejitas en la aldea. y ahora tengo otra tarea: empezar a escribir en español también por casualidad.. ¿o no?
|
||
Autores | Biblioteca | Narrativa |
Haiku
I
Una lámpara
cayo sin hacer ruido:
no se ve nada.
II
Llora la guitarra
de un gitano pobre:
llora su alma.
III
Al amanecer
la nieve blanca cubrió
todos los senderos.
Tú me querías...
Tú me querías casta, blanca, pura,
con tus palabras dulces me incitaste al mal,
me fuiste seduciendo lentamente, con ternura,
para satisfacer tan sólo tu deseo carnal.
Tú me querías ver iluminada
por la pasión que encendiste en mí,
¡qué ciega estaba yo...! Enamorada,
como tu sombra sin condición alguna te seguí.
Y cuando al fin lo que querías recibiste,
la dulce fuente de tus oraciones se secó,
con todo el alma te amé y no me comprendiste,
y tu conciencia de sueño eterno no se despertó.
Sé que algún día volverás a decirme
la impecablemente ensayada, pero ya vieja, canción.
Te escucharé con comprensión, y... me quedaré firme,
y nunca más tendrás mi cuerpo, ni mi alma, ni mi corazón.
Viena
Epígrafe:
“...Y
Viena valseaba y cantaba
como
si el mismo Strauss tocara...”
(la
canción “Vals de mayo”)
Entramos
en la ciudad en plena oscuridad de la noche,
y sólo los ojos amarillos de los apartamentos cuyos dueños pasaban las horas en vela, y los faros del autobús turístico, iluminaban nuestro camino.
La mañana siguiente nos ofrecía un aspecto muy distinto del que guardaba la noche: la ciudad se convirtió en un gran escenario inundado por la luz del sol de un color del miel, donde se movían en el tempo del vals habitantes y turistas, coches y tranvías, estatuas y pájaros, árboles y nubes.
La
música sonaba en el aire y su eco se alzaba sobre las plazas vastas
Hasta los edificios bailaban al ritmo de este
fabuloso vals, guiñando a todos con sus ventanas asimétricas.
Y la mismísima María Teresa observaba este magnífico desfile de encantos desde la altura de su pedestal bendiciendo su obra predilecta.